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05 Sep ¿Cómo sabré si estoy de parto? Contracciones, preparto y parto activo

A muchas mamás, especialmente las primerizas, les preocupa saber cómo podrán identificar que están de parto y cuándo deben acudir al hospital. Muchas veces nos responden: «Tranquila, cuando ocurra, ¡lo sabrás!» pero, aunque esto suele ser cierto, no nos infunde mucha confianza ni control. Por eso, hoy te hablamos de los diferentes tipos de contracciones, del preparto y del parto en sí, para que, cuando se acerque el momento, puedas tener más certeza sobre la fase por la que está pasando tu cuerpo.

El preparto

El preparto suele darse entre las semanas 36 y 40 del período de gestación, aunque esto puede variar, de la misma manera que la fecha prevista de parto es una estimación aproximada. Durante esta fase, el cuerpo disminuye la producción de progesterona y aumenta la liberación de oxitocina en la sangre. Esta hormona es la encargada de preparar al cuerpo de la mamá y al bebé para el momento del parto.

Las contracciones de Braxton Hicks

El aumento de la cantidad de oxitocina en la sangre favorece el aumento de las contracciones uterinas. En realidad, éstas se dan durante todo el embarazo pero pasan inadvertidas; es a partir del tercer trimestre cuando pueden suponer alguna molestia. Sin embargo, no todas las mamás las perciben. Durante la fase de preparto, se hacen cada vez más perceptibles, aunque, en la gran mayoría de casos no suponen un dolor más allá del que podemos sentir durante la menstruación. Se localizan en la parte baja del abdomen y alrededor de las ingles, y pueden provocan un endurecimiento en la zona.

Estas contracciones no se dan con regularidad y se pueden aliviar con un cambio de postura, reposo o un baño de agua caliente.

Se conocen como contracciones de Braxton Hicks en honor al médico que las describió por primera vez en el siglo XIX, diferenciándolas de las contracciones que anuncian el parto.

Las contracciones prodómicas

Las contracciones prodómicas se dan habitualmente en la última semana del embarazo y su objetivo es el de disminuir poco a poco el tamaño del cuello uterino, que durante el embarazado se ha alargado hasta los 3 centímetros, hasta borrarlo. Esto desencadenará el comienzo de la dilatación.

Se dan en la zona lumbar, y en lugar de ser cada vez más frecuentes, como sucede con las contracciones del parto, van reduciéndose hasta desaparecer.

Durante el preparto, además, el bebé puede recolocarse hasta quedar encajado en la pelvis, ya de sea de cabeza o de nalgas.

Dilatación y contracciones regulares: la primera fase del parto

Dilatación del cérvix

Una vez se ha borrado por completo el cuello uterino, es cuando la dilatación puede dar comienzo. En este momento puede tener lugar la expulsión del tapón mucoso, señal inequívoca de que el cérvix ha empezado a dilatarse, aunque no siempre ocurre. En algunos casos, el tapón se expulsa días antes de que den comienzo las contracciones del parto, y en otros, no aparece hasta el mismo momento del alumbramiento.

Las primeras contracciones del parto

Es en esta misma fase cuando dan comienzo las contracciones del parto, intensas y rítmicas. A diferencia de las contracciones experimentadas durante el preparto, éstas se producen en períodos regulares, y tanto la intensidad como la duración aumentan progresivamente.

Al principio pueden durar apenas unos segundos, pero según se acerque el momento, la duración irá aumentando. A partir de los 40 segundos, ya puedes ir al hospital, y durante el momento de la expulsión, cuando el bebé se desliza a través del cuello uterino, pueden llegar a durar más de un minuto.

Las contracciones del parto sí provocan dolor, al contrario de lo que sucedía con las contracciones de Braxton Hicks, y comienzan en la espalda, irradiándose hacia la parte baja del abdomen.

Aunque son indicadores del parto, ni la expulsión del tapón mucoso ni el comienzo de las contracciones es señal de parto inminente.

Rotura de la bolsa amniótica

Aunque solemos asociar la rotura de la bolsa amniótica al momento inminente del parto, no siempre es así, y es que desde que una mamá rompe aguas hasta que llega el momento de dar a luz pueden pasar horas y hasta días. También puede darse el caso de que la bolsa no se llegue a romper nunca: los partos velados son raros, pero también existen.

Por otro lado, no siempre es fácil distinguir si hemos roto aguas o no, ya que durante las últimas horas antes de dar a luz nuestra secreción vaginal aumenta considerablemente.

Cuándo acudir al hospital

Aunque el tamaño de la dilatación del cérvix es el único síntoma del parto que no podrás controlar, puedes acudir al hospital a partir de los 3 centímetros. La señal que debes tener en cuenta para saber cuándo acudir al hospital es la duración y la frecuencia de las contracciones. Para las mamás primerizas, es recomendable esperar hasta tener contracciones de hasta 40 segundos y cada 4 ó 5 minutos. Si ya has dado a luz con anterioridad, tu cuerpo tardará menos en terminar de dilatar, por lo que puedes ir al hospital cuando alcanzas contracciones cada 10 minutos.

Al término de la dilatación y la salida del bebé: la segunda fase del parto

La última fase del parto comienza cuando termina la dilatación del cuello uterino, cuando alcanza los 10 centímetros, y el bebé se sitúa en el canal del parto, ya sea de cabeza o de nalgas. Las contracciones se dan de forma más espaciada, pero duran mucho más, en torno al minuto y medio, y también aumentan en dolor.

El parto termina una vez nacido el bebé y habiendo sido expulsada la placenta. Es a partir de aquí cuando todo el esfuerzo y el dolor de las últimas horas cobran sentido: ya podemos sostener en brazos a nuestro bebé.

Puedes consultar todas las fases por las que pasará tu cuerpo con tu matrona o ginecólogo/a: un especialista es quien mejor podrá orientarte para que estés preparada llegado el momento.

Acudir a clases de preparación al parto y realizar clases específicas de dilatación y pujos te ayudará también a conocer tu cuerpo y reconocer las señales del parto con la ayuda de un profesional especializado.

 


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Ana Rodriguez
arodriguez@atempocare.com

Fisioterapeuta gestora de AtempoCare, centro de fisioterapia especializado en el cuidado de la mujer, la maternidad y la atención infantil.

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